22 de junio de 2014

Haz lo que quieras

Un café, un libro, un lugar público no bastan para inferir qué traman los personajes ocultos bajo la mesa.
Lo cotidiano pesa como una columna de libros apilados.
Queremos llegar al último de la fila pero antes deberemos sacar el polvo, ordenar los otros, los pensamientos.
Antes de acabar el café del libro se habrá abierto, permaneciendo a la escucha.