30 de diciembre de 2012

Dejar de publicar

Hace un año comenté la decisión de Lucía Etxebarría de no escribir más. Hoy vuelvo a hablar sobre el tema a propósito de una noticia similar pero de un cariz muy distinto. Como Philip Roth pocos días antes, Imre Kertész anunció que no publicará más libros. No son casos únicos ni recientes pero siempre sorprende que un escritor decida que ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Enrique Vila-Matas pensó el tema en Bartleby y compañía, así que no será necesario recopilar una lista de quienes tomaron esa decisión. Lo que me sigue conmoviendo es el motivo.

¿Por qué se deja de publicar? ¿Qué provoca a un escritor el punto final? ¿Será que, después de haber ganado tantos premios y de haber sido muy difundido y conocido ya no necesita más reconocimientos, y sólo quiere volver a sí mismo para reconocerse? No sé, me cuesta imaginar esa decisión, yo, que apenas estoy por publicar mi primer libro. Sólo puedo preguntarme por qué quiero publicar, si puedo explicarlo.

Entonces me pregunto por qué quiero publicar. Los premios, la difusión, el reconocimiento, todo lo que he nombrado no alcanza, no me alcanza del todo. Como un postre, al principio puedes saborearlo y paladearlo, puede que incluso quieras repetir. Pero llega un momento en que resulta empalagoso. Es curioso que antes de probarlo (antes incluso de saber si un día lo probaré) ya sé qué gusto tiene. Y no, no me alcanza. Seguramente porque, en realidad, publico para comunicar. Cuando tengo algo que comunicar y me convenzo de que es así y eso es en realidad, eso es la realidad, en lugar del domingo, el viento golpeando la ventana, el penúltimo día del año, la música escuchada, la música que aún no he escuchado, el timbre, el teléfono, la mañana, a media mañana, compartida, partida al mediodía.