31 de diciembre de 2013

Amigos, etc.

Trescientos sesenta y cuatro días
después de olvidos y recuerdos,
de más olvidos que recuerdos,
llegamos a un azar inventado
poniendo la letra y la música
a la cita del que viene último.
Te miro de frente, cruzo los brazos,
me creo que miro cruzando nombres
y fechas de cuando pasó la vida.
Ayer no nos vimos, mañana vemos
de qué se hicieron estas visiones.
Te extraño, me extraño, nos extrañamos,
tal vez, de que todo siga cuando cambie,
o eso creo en este engaño.
Declaro en voz alta lo que pienso
a medias, contenido, incompleto,
a medias en medio de la nada
por ir a donde me llaman de nuevo.
La duda renace, no se destruye:
el año que viene, ¿dónde estarás?
Me invitas, me escribes, me sonríes.
Si estamos, ¿me reconocerás?
Apenas desgarro una sonrisa.



3 de diciembre de 2013

Sobre los best sellers

"En definitiva, ¿qué son los best sellers – uso la palabra best seller en el mal sentido –, esos inmensos ladrillos que cierta gente compra en los aeropuertos para empezar las vacaciones y autohipnotizarse durante una semana con un libro que carece en absoluto de calidad literaria pero contiene todos los elementos que ese tipo de lector está esperando y naturalmente encuentra? Hay un verdadero contrato entre un señor que escribe para ese público y el público que le da mucho dinero comprando los libros a ese señor, pero eso no tiene nada que ver con la literatura. Ni Kafka ni Maupassant ni yo hemos escrito así, y perdón por ponerme en el trío."

(Julio Cortázar en Berkeley, 1980)

8 de septiembre de 2013

El surgimiento de un poema

Van dando las horas de ayer, mañana, hoy. El tiempo estorba, es un tiempo material. Pasaron las gotas, quedó la humedad. Los miedos afloran, dirimen por salir. El fin de semana fue una lluvia constante. El día fue una cueva, el día fue gris. Final atípico sobre una jornada completa. Uno teme darle forma exacta a lo que siente, más aún de equivocarse en la expresión, incluso más de hacer una confesión. Porque a veces, no siempre porque la realidad es una fiera represora que dicta lo correcto y no admite réplica. Pero a veces, aunque no sea siempre, los árboles se despiertan, las nubes sobrevuelan los ríos y es natural que todo encaje, una mano en otra mano, una cara en su reflejo, un asiento junto al otro, la cuchara en la boca, el saludo de despedida, todo encajando en un puzzle que se completa para volcar las piezas, vuelta y vuelta y vuelta a empezar; y así también dibujamos monstruos gruñones, dragones alados, hormigas gigantes, ratones disfrazados de conejos de Pascua, repartiendo colores mientras giran en el aire, doblándose, doblándonos en quiénes somos, dónde estamos, descubriéndonos la verdad sin reverso de nuestra amarga dulzura, niños jugando a ser niños y luego juntando unas palabras que no fueron necesarias; las palabras que no dijimos, Greta; las palabras que no nos importan, Ian; el poema que no entenderemos porque está lleno de palabras.

18 de julio de 2013

25 de junio de 2013

Rayuela, cincuenta años después

Dicen que en estos días se cumplen cincuenta años de la publicación de Rayuela. Bueno está recordarlo para volver a leerla, como suele hacerse en las efemérides, pero si se trata de una celebración de este libro y no sólo de una convención el tópico debe acabar en este punto.

Así que pongámosle una música de fondo y de frente. Algo como la sutil tristeza de Bessie Smith:



La música podría remitirnos a la compañía abatida de Berthe Trépat abandonada al trasnoche. Desolada Berthe, desolada compañía, desolada música de la victoria. Durante unos días se volverán a hablar de las excelencias de la novela-antinovela que vuelve sin los geniales carpetazos de matar al padre, pues está vigente esa manera de pasear por las calles de cualquier ciudad (y no sólo París o Buenos Aires) guareciéndose en los portales del frío y de la lluvia, caminando sin pisar el dibujo de las aceras, esperando el colectivo mientras los travestis buscan clientes, jugando con seriedad a inventarse el mundo; pues "sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito", como se repitió Oliveira.

¿Y entonces?

Entonces pasará la fecha de celebración y vendrán de nuevo los que ni entienden ni quieren entender Rayuela y duplicarán sus lúgubres críticas de qué buen cuentista, lástima que le diera por la novela, qué mal libro, exagerado, imposible, se pretende herir la realidad y los personajes son tan cool,. Para cada novela se aumentarán los defectos, a pesar de que esas opiniones no les importen a los lectores, pues ya habrían disfrutado Rayuela en la edición original de Sudamericana (hoy un tesoro inhallable) o en las ediciones anotadas de Ayacucho (incluyendo el capítulo perdido en el orden de lectura) o de Cátedra (donde subrayé "hay libros que te llegan en el momento adecuado" cuando nunca subrayo los libros) o en la renovada y oportunista de Alfaguara (agregando varias cartas sobre la redacción) que acaba de publicarse. Yo mismo volveré a leerla (como me propuse hacerlo por lo menos una vez cada década) y seguiré buscando a la Maga, aunque ya la haya encontrado y no lo sepa, aunque le dé otro nombre y otro origen, aunque me desarme, me desconcierte, me contradiga: ella cruza la vereda y andá a seguirla.

17 de junio de 2013

Retorciendo lo real

Hay un rugido humano que sólo se percibe por las palabras y no por el tiempo. La realidad real no existe, la realidad ficticia es la única posible, desde la conciencia de pensar: soy, estoy. No hay edad, no hay lugar que no resista el peso del olvido, yo no soy más que quien tú quieras que sea. Un antiguo lamento, un sueño utópico, una nota sostenida, unos puntos suspensivos. Cuanto más me formulo, más me desvanezco. La extrañeza  se vuelve familiar al volverse propia de uno. Ya no importa dónde termine. Perdido el sentido original ya soy insignificante, vacío, innecesario. E incluso hablar de nada ya sería tener un sentido. Pues, de todos modos, sabemos que cuando nada importa, nada tiene sentido.

15 de junio de 2013

La creación

"Cada vez que se disponía a pintar algo había un momento de revelación y otro de desaliento, como cuando le surgía inesperadamente en la imaginación el primer verso de un poema. Cómo dar el siguiente paso, en el espacio en blanco y sin indicaciones de la página del carnet, de la hoja del cuaderno de dibujo o del lienzo. Quizás la textura indicaba algo, la resistencia o la suavidad del papel. Podía continuar y darse cuenta de que había malogrado el intento: el segundo verso, forzado, no era digno de la iluminación súbita del primero; sobre la hermosa anchura del papel ahora había una mancha inútil. La revelación parecía perderse sin que él hubiera sabido atraparla; el desaliento se quedaba con él, y para emprender el trabajo era preciso, si no vencerlo, al menos oponerle resistencia, dar los primeros pasos como si no sintiera uno su peso de plomo. Pero en todas las cosas que había emprendido le pasaba lo mismo: un entusiasmo fácil y luego un principio de fatiga, y por fin una desgana a la que no siempre había sabido sobreponerse. Al fin y al cabo era un pintor de domingo. Y si la pintura exigía tal esfuerzo de concentración mental y de destreza en el oficio, ¿por qué en vez de poner en ella todo su corazón y todo su talento disgregaba sus fuerzas ya escasas para empeñarse en la poesía, donde ni siquiera se le concedía a uno la absolución del trabajo manual, la certeza de un grado aceptable de dominio del oficio? En el fervor del trabajo se disipaba la desgana, pero al día siguiente había que empezar de nuevo y el entusiasmo de ayer no parecía que pudiera repetirse. El trabajo hecho no servía de nada: cada comienzo era un nuevo punto de partida, y el lienzo o la hoja de papel frente a los que se quedaba hechizado y abatido estaban más vacíos que nunca. Una primera línea prometedora, pero muy insegura, una horizontal que podía ser la de una mesa sobre la que reposaba el frutero o la de una distancia marítima imaginada al fondo de su ventana de Madrid. Una iluminación inminente que se deshacía sin rastro en puro abatimiento. Y sin embargo, no sabía cómo, el cuadro empezaba a surgir, o el poema a escribirse, persistiendo por sí mismos, con un empeño en el que no intervenía del todo su voluntad debilitada por el escepticismo y por el simple paso del tiempo."

(Antonio Muñoz Molina: La noche de los tiempos)

4 de junio de 2013

El primer instante

El primer instante,
ese tiempo negativo del que Charles Wright habló
y entonces todo envejeció
y así todo se renueva,
ya sólo es:
La memoria que cita a Wright
y se hizo siempre río
la corriente profunda
la corriente alterna
cita de memoria
trama el encuentro
vaga imperfecta
sin saber
por dónde vino
adónde fue
acércame
abrázame
ayúdame a decir
qué me trajo hasta aquí.

17 de mayo de 2013

Etcétera

La víspera del cumpleaños exige volver a nacer. Mañana tal vez recuerde o despierte. El qué, a qué son preguntas retóricas.
Cambio de tema.
Qué tranquila se va la tarde. La triste botella alegre llena de vacío contrae mi lengua. No pediré un deseo.
Cambio de tema.
Mi piel, mi ropa, trazan líneas discontinuas. Me hago un hueco entre el sueño y el olvido, y me acurruco.

6 de mayo de 2013

Jacqueline Risset

Dolor

¿De dónde viene el misterioso el loco
dolor de amor?
Me desperté esta mañana
rodeado del dolor de ti
- de ti: como una irritación
en la piel del mundo donde estás
y si me pregunto:
cómo detenerlo
lo sé:
hay que desactivar ese punto
en que deja de luchar como un diente
cuando los otros se cayeron
tejido del mundo en un punto transparente
todo sufrimiento aquí
toda mirada en ese punto
que el dolor ilumina
sueño el completo olvido
pared aburrida muro blanco
pero todo lo escrito está aquí dibujado
todo salpicado de signos
de ti - por mí -
hecho para verte en todo
y ahora me ahogo
me duele quisiera dormir




Douleur


D’où vient la mystérieuse la folle
douleur d’amour?
Je me réveille ce matin
tout entourée de la douleur de toi
- de toi: comme une irritation
dans la peau du monde où tu es
et si je me demande:
comment la faire cesser
je sais:
il faut que s’éteigne ce point
qu’il cesse de battre comme une dent
quand le reste se tait
Tissu du monde en un point transparent
tout souffre ici
tout regarde ce point
que la douleur éclaire
je rêve l’oubli complet
paroi sourde mur blanc
mais tout est écrit par ici dessiné
tout parsemé de signes
de toi – par moi -
faits pour te voir partout
et maintenant j’étouffe
j’ai mal je voudrais dormir



30 de abril de 2013

Hay más luz

El alba de la mañana.
El alba que nos sigue.
El alma mater.
Hay más luz más luz
en esta mañana.
Tocas el vientre,
filtras la arena,
atas las venas,
vuelves sobre ti,
aquí nosotros,
y más luz
y más luz
y más luz.

13 de abril de 2013

The Cure

La dificultad de expresar una sensación es casi tan inasible como la dificultad de entenderla. Casi. Casi tanto. Pues lo que no alcanzan las expresiones sí puede hacerlo el aura del tema que tratan, la sensación de referirse a una sensación.

¿Cómo podría expresarse, entonces, la sensación de escuchar en vivo la música que tantas veces escuchamos durante años, décadas, durante un tiempo imposible de medir con el tiempo de la vida?

Basta con el preludio, con el tenue campanilleo de Plainsong. Pero llegan las primeras notas y es hundirse en uno mismo desde uno mismo. Y destruirse en el choque. Y de repente todo es nuevo y es todo conocido, y no hay más temor que el temblor. Es tan frío que sólo admite el calor. Y sólo admite un después de la memoria. Sigue Pictures of you, perdido en el frío, recordarte llorando por la muerte de tu corazón, buscando las palabras adecuadas para que las imágenes sean de ti. Pero sigue la oscuridad, y aquí llega Lullaby, buscando a la víctima que tirita en la cama, cerrando tus ojos, mis ojos devorados, cayendo en el desorden de la calle. Y vino Fascination Street, cortó la conversación, vino después, desataron los recuerdos, rompieron las cuentas, y para Disintegration ya se habían deshecho las resistencias, y sólo quedaron restos de canciones murmuradas entre sueños que no alcanzarían en estas vueltas y volver y volver y volver de la nieve en el mar, de los mares y amar, del amor matinal, de las noches sin paz, de los viajes sin más,  cuando todos sabemos cuál era el fin, todos sabemos cuál es el fin, todos siempre lo sabemos, todos siempre en el fin.

9 de abril de 2013

Sobre la muerte

En los últimos días he recibido la noticia de varias muertes que me han obligado a pensar en ella. Como si nunca quisiera que la olvidáramos, para que nunca nos acostumbremos a ella, a veces, a menudo, la muerte de alguien nos sacude hasta estremecernos. Y hoy ha sido la de José Luis Sampedro, alguien que midió el alcance de las palabras y que se consideró siempre aprendiz de sí mismo, con todo lo que enseñó.

"He comprado todo lo que se ve desde la terraza, sí, es mío. Usted se ríe, pero imagine que soy archimillonario y he adquirido ese trozo de mar, ¿qué haría con él? Pues lo mismo que ahora, porque no tengo la obsesión de ser propietario, que es lo que hace que los ricos compren la vaca de Hirst. Lo contemplaría, pasearía y dejaría que la gente se moje, porque no me perjudica. Pero la gente quiere ser propietaria, porque quiere mandar, y quien posee una cosa quiere otra. Hace falta menos para vivir bien."

Tal vez crecer sea, en el fondo, darse cuenta de lo que realmente importa.

Y envejecer, saber cómo aplicarlo.

"La gente suele identificar el amor con el hecho de hacer el amor, y piensa que a mi edad no tiene sentido. Claro que lo tiene. La compenetración, el afecto, el saberse sin hablar. Para mí, eso es más que siete Nobel. El goce de la vida no es cuestión de cantidad, sino de sensibilidad, intensidad, compenetración."
Pero morirse es otra cosa. Morirse es perder las palabras y quedarse en silencio. La muerte sólo conduce al silencio. Fin, punto final, no hay vuelta atrás.

Pero hay que volver. Hay que volverse memoria y vivir con nuestra voluntad, de nuestro amor.

Por eso dedico estas palabras a la memoria de mi tía Milagros, que murió la semana pasada. 
Y se volvió memoria.

28 de marzo de 2013

José de Almada Negreiros


Esperanza


Esperanza:
esto de soñar bien en contra
yo lo hago perfectamente.
En contra de todo fue bueno
bueno de verdad
bien hecho de sueño
podía seguirlo como realidad.

Esperanza:
esto de soñar bien en contra
me lo sé de memoria.
Hasta reparo que sólo tengo esperanza
pura esperanza
esperanza verdadera
que engaña
y promete
y sólo promete.
Esperanza:
¿pobre madre loca
que quiere poner al hijo muerto en pie?

Esperanza
lo único que tengo
no me dejes sin nada
promete
engaña
cualquier engaño
engaña
no me dejes solo
esperanza.



Esperança


Esperança:
isto de sonhar bom para diante
eu fi-lo perfeitamente,
Para diante de tudo foi bom
bom de verdade
bem feito de sonho
podia segui-lo como realidade.

Esperança:
isto de sonhar bom para diante
eu sei-o de cor.
Até reparo que tenho só esperança
nada mais do que esperança
pura esperança
esperança verdadeira
que engana
e promete
e só promete.
Esperança:
pobre mãe louca
que quer pôr o filho morto de pé?

Esperança
único que eu tenho
não me deixes sem nada
promete
engana
engano que seja
engana
não me deixes sozinho
esperança.




18 de febrero de 2013

No hay conocimiento más que por intuición

Necesito dividir mi labio para abrirlo, 
necesito la diferencia de la semejanza, 
ser una pregunta de tantas vergüenzas, 
ser necesario en lo que necesito. 
Mientras, un fondo de agua; 
mientras, un cuerpo sin aliento; 
mientras, el entrelazo de las aristas. 
¿Quién puede fijar su delirio?

12 de febrero de 2013

Carta a Julio Cortázar

Querido Julio:

No creo que te llegue esta carta, sólo conozco una de tus direcciones postales y hace tiempo te mudaste. Así que no la leerás. Pero alguien lo hará en tu lugar, y entonces tendrá sentido escribirla. ¿Y por qué te escribo? Qué sé yo. Porque no lo hice antes y quería contarte alguna cosa. Como por ejemplo, que estuve con Aurora y ya está muy viejita pero tan lúcida y pizpireta como siempre. Y también con Noé Jitrik, al que le debo una visita a su biblioteca. Trabajan más que yo, y no es que yo me esté de brazos cruzados: Estoy leyendo a Foucault, a Wislawa Szymborska, a Houellebecq, el Tratado de argumentación de Perelman (éste para las clases que doy en la facultad) y una recopilación de textos sobre lo global y lo local. Y ayer, un cuento de Samanta Schweblin, "Un hombre sin suerte". Te gustarían sus cuentos, tienen un punto siniestro que harían bailar a Poe.
De vez en cuando me paso por la librería Norte, la que era de Héctor Yánover y que ahora dirige su hija. Hablo con Sandro Barrella sobre poesía y se manda alguna recomendación. Hace meses le encargué una antología de Tranströmer y Potrillo de Charles Wright. El primero estaba por comprarlo la última vez que fui, pero el precio me desbarrancó, y eso que la editorial Nórdica no es tan cara como otras españolas. Puse cara de vampirillo y lo reservé. Y sólo logré retrasar su compra por algún otro desaprensivo. Sandro me dijo que han llegado más ejemplares; voy a ver si para la próxima vez me hago un dobladillo en el pantalón y me reservo unos pesos.
El verano porteño me aplasta con su humedad sin lluvia, como una mosca contra el cristal. Hoy he ido al río para un reportaje sobre españoles en Argentina. Tú sabes cómo es eso de las nacionalidades, los países. No te lo recordaré. Pero es extraño defenderme como extranjero cuando no lo siento así, y tener que inventarme qué echo de menos (salvo la familia y los amigos) o cómo me afectó la crisis (cuando la económica no deja de ser una consecuencia de la social y la moral de décadas y décadas).
Bueno, no te entretengo más, debes de estar muy ocupado. Mesecina no sabe de ti pero si supiera te mandaría unos ronroneos y te maullaría una especie de canción. Como no es el caso se tira al suelo como un bife y huye del calor. Yo te mando un saludo y todo el afecto,

                                                                                                       Óscar.

9 de febrero de 2013

El sujeto, presente

Leyendo el análisis de Foucault sobre Las meninas me encuentro, una vez más, cómo se regodea porque el sujeto no está en el cuadro:

"Quizá haya, en este cuadro de Velázquez, una representación de la representación clásica y la definición del espacio que ella abre. En efecto, intenta representar todos sus elementos, con sus imágenes, las miradas a las que se ofrece, los rostros que hace visibles, los gestos que la hacen nacer. Pero allí, en esta dispersión que aquélla recoge y despliega en conjunto, se señala imperiosamente, por doquier, un vacío esencial: la desaparición necesaria de lo que la fundamenta - de aquel a quien se asemeja y de aquel a cuyos ojos no es sino semejanza. Este sujeto mismo - que es el mismo - ha sido suprimido. Y libre al fin de esta relación que la encadenaba, la representación, puede darse como pura representación".

No.

Si el sujeto quiere librarse de la representación que la encadenaba no puede desear ser pura representación.

No me vale esta aporía.

La estética posmoderna se empeñó en diluir a los sujetos por el flujo de la sociedad de masas. Ni sujetos ni autores. Pero no lo logró.

Los nombres siguen siendo vitales. Nos salvan del destierro,del tiempo lo cura todo, del todo vale, de la indiferencia del presente, de la nostalgia del pasado.

No es lo mismo estar en España o en Argentina. No es lo mismo llamar a Francisco J. Lema Bretón por su nombre y por sus esfuerzos como activista para evitar los desalojos de las casas devoradas por los bancos que dilapidarlo como una víctima más del sistema actual en crisis. No es lo mismo escuchar una canción de fondo mientras compras que detenerse al ritmo de Walk de Ludovico Einaudi un sábado por la mañana.

Para volver a Velázquez y a Foucault, el vacío esencial del cuadro sólo podría percibirse por quien quiere llenarlo. Yo no puedo ser Velázquez. Yo no puedo ser Foucault. Yo quiero ser yo. Y esto no es una abstracción. Yo seré siempre quien imagines y mi imagen te acompañará, aunque mañana cambie. Hoy yo soy y seré yo. Hoy seguirás siendo tú. Tú estarás presente. Y seguirás siendo tú, no cualquiera. Entre tú y yo.



23 de enero de 2013

Luiza Neto Jorge

Por primera vez me animo a traducir un poema en portugués. esa lengua limpia y con aristas, que en apariencia resulta fácil, pero sólo para sugerir un conocimiento más profundo. En este caso elijo a la portuguesa Luiza Neto Jorge, quien también requiere un conocimiento más profundo. Leí este poema y enseguida me dieron ganas de que sus palabras me acompañaran. Como lo ha hecho la música de Rodrigo Leâo, desde que la conocí.




La magnolia


La exaltación de lo mínimo,
y el magnífico relámpago
del acontecimiento maestro
me restituyen la forma
y el resplendor.

Una diminuta cuna me recoge
donde la palabra se elide
en la materia - en la metáfora -
necesaria, y leve, en cada uno
donde resuena y resbala.

La magnolia
el sonido que se desarrolla en ella
cuando se pronuncia,
es un exaltado aroma
perdido en la tempestad.

Un mínimo ente magnífico
deshojando relámpagos
sobre mí.






A magnólia

A exaltaçâo do mínimo,
e o magnífico relâmpago
do acontecimento mestre
restituem-me a forma
o meu resplendor.

Um diminuto berço me recolhe
onde a palavra se elide
na matéria - na metáfora -
necessária, e leve, a cada um
onde se ecoa e resvala.

A magnólia
o som que se desenvolve nela
quando pronunciada,
é um exaltado aroma
perdido na tempestade,


um mínimo ente magnífico
desfolhando relâmpagos
sobre mim.


22 de enero de 2013

La última fonda

Si días atrás pensaba sobre la renuncia de publicar más, a propósito de la decisión de Imre Kertész, poco después fue el propio escritor quien aclaró la noticia, afirmando con rotundidad que no ha dejado la literatura. Más bien se entrevé que quiso decir algo muy distinto: que debido a su enfermedad, no podría publicar más. Y sin embargo no le faltan ganas de seguir escribiendo y de completar La última fonda, una novela en la que pesan la enfermedad y la muerte. Autobiográfica, sin duda, como el resto de su obra. Como, de algún modo, todo aquello que uno escribe, sea en primera, en segunda o en tercera persona; sea con voluntad literaria o por el mero gusto de expresarse en un texto. Pero cuando uno entiende por qué se escribe, cuando uno advierte que la realidad está al alcance de las manos (aunque se escape como las manzanas de Tántalo), entonces toda renuncia es un suicidio; y uno quiere seguir viviendo, a pesar del cansancio, aunque vivir suponga más pérdidas que encuentros.

Qué extraño ser uno, después de todo.

21 de enero de 2013

Ludovico Einaudi: In A Time Lapse

Visito a Ludovico Einaudi buscando calma. Esa calma con que se sienta en el piano de su casa y presenta, en un concierto retransmitido por internet, los temas de su nuevo disco. In A Time Lapse. Entonces, por este lapso de tiempo, sólo quiero escucharlo. ¿Es posible la calma? ¿Es posible estar en dignidad con los propios pensamientos, con los pensamientos afines, y respirar sin interrupciones?

http://www.youtube.com/ludovicoeinaudi

No lo sé. Ser posible es una abertura. Hay la posibilidad de una esperanza. De que el candor no duela.

Estoy en movimiento aunque me vean estático, la música me anima, me da cuerpo, me da palabras.

En el baño hay un goteo perdido, a mi lado la gata bosteza.

Describo lo que veo, no lo que percibo.

Si recuerdo vienen los afectos cambiados o perdidos, y los inmediatos no entienden de ausencias.

No debo recordar, ni describir, ni equilibrar.

Que pese más la caricia de quien acompaña, no el golpe de quien reparte sin ser consciente.

Calma.

La música es.

Cuánto deseo que el mundo fuera tan certero como esta música.

16 de enero de 2013

Canales de agua



En la partida está la guerra,
en la partida se va la vida.
Su paso es luminoso,
su lengua es aceitosa.
Crecimos, nos contuvimos.
De-consumidos.
Que la plata no nos vuelva acero,
que volvamos al hogar
con el calor del agua,
contra el ruido y sus estragos.

1 de enero de 2013

Año Nuevo

Te entregas a lo que vendrá.
Esperas sin ninguna fe.
Sin fondo nadie se cayó.
Se calma desde el huracán.
Y sólo quizás.
Y sólo quizás.
Deseo de ser veloz.
De que diga yo y diga tú.
De ser más que un azar.