22 de enero de 2013

La última fonda

Si días atrás pensaba sobre la renuncia de publicar más, a propósito de la decisión de Imre Kertész, poco después fue el propio escritor quien aclaró la noticia, afirmando con rotundidad que no ha dejado la literatura. Más bien se entrevé que quiso decir algo muy distinto: que debido a su enfermedad, no podría publicar más. Y sin embargo no le faltan ganas de seguir escribiendo y de completar La última fonda, una novela en la que pesan la enfermedad y la muerte. Autobiográfica, sin duda, como el resto de su obra. Como, de algún modo, todo aquello que uno escribe, sea en primera, en segunda o en tercera persona; sea con voluntad literaria o por el mero gusto de expresarse en un texto. Pero cuando uno entiende por qué se escribe, cuando uno advierte que la realidad está al alcance de las manos (aunque se escape como las manzanas de Tántalo), entonces toda renuncia es un suicidio; y uno quiere seguir viviendo, a pesar del cansancio, aunque vivir suponga más pérdidas que encuentros.

Qué extraño ser uno, después de todo.

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