22 de marzo de 2014

Por todo cuanto se fue sin haber llegado

Ventiladores y tráfico, ruido para ensordecer, no ha peor sordo que el que no quiere recordar, para qué, cuándo, de quién y un ovillo que se desmadeja. En espera. En espera de qué. no se pasa. No deja pasar qué. Escribo para formalizar este vacío de dos en dos. En contra. Desencontrados. Qué se puede hacer, pides, para mitigar pides. Pero no. Qué respuesta. No pedí espera. Qué es si no es todavía. Este viento ya lo escuché. Para qué. Se dice. Ya dijimos. Entonces para qué. Hay que apreciar más el silencio, se va con un chasquido de dedos. Y mientras veo un masaje. Y luego de frente la conversación desinteresada, no hay ningún interés en aprender lo que dicen los papeles, para qué memorizar, la mano en la frente, la mano en los codos, la cabeza entre los brazos, las manos. Este otro lugar, que siempre es otro lugar ajeno. Me recuesto en la mesa, el codo apoyado. Ya pasará.

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