15 de mayo de 2019

La difusión de la literatura

A propósito de lo que una autora de libros (Pilar Rahola) dijo de otra (Cristina Fernández de Kirchner) en la Feria del Libro de Buenos Aires, me lamento de que en estas controversias políticas siempre, sin excepción, sin remedio, siempre pierde la literatura.

Como catalán me encanta la literatura escrita en catalán.
Porque me encanta la literatura.
Así de simple.
Y sin embargo lo más simple es, con frecuencia, lo más difícil de entender. ¿Por qué?

No voy a ser tan ingenuo de olvidar la política de la literatura, es decir que "la literatura hace política en tanto literatura", tal como lo dijo Jacques Rancière. Pero hay que mantener que la literatura sea sobre todo literatura.

Alguna vez he traducido al castellano algún poema en catalán. Sólo por gusto, por las ganas no sólo de llevar ese poema de una lengua a otra (como etimológicamente significa 'traducir') sino además para llevarlo a otros lugares, en lugar de que las fronteras políticas sean también fronteras lingüísticas.

En Argentina es rarísimo leer la traducción de un libro originalmente en catalán. O en euskera. O en gallego. Y ni hablemos del asturiano o el aragonés, que apenas se conocen como lengua. Parece que ese gesto conllevara reivindicar la independencia de la región donde se habla dicha lengua y no tiene por qué ser así necesariamente.

En la reconocida (y con merecimiento) novela titulada Patria, Fernando Aramburu pone en boca de uno de sus personajes este pensamiento: "Como te salgas de la línea te conviertes en un apestado, incluso en un enemigo. El que escribe en castellano aún tiene salidas. Le publican en Madrid y Barcelona, y a lo mejor, con suerte y talento, sale adelante. No así los que escribimos en euskera. Te cierran las puertas, no te invitan a nada, no existes." Ojalá sólo fuera ficción.

A todo esto, como es evidente, escribo en castellano.
A todo esto, como es obvio, la Feria del Libro debería tratar sobre todo de libros.

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