Después de dar diez cien mil
golpes en la orilla
como golpeando puertas de las casas
tanto sueño
como golpeando partes de las caras
rozas apenas el agua
fría y aún temblando
tanto sueño
apoyas el pie en la
arena salpicada de caracolas
restos de viejas caracolas
tanto sueño
y encogida replegada
te abres un hueco
en que descanse tu hogar.
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