30 de agosto de 2009

Notas sobre la identidad

Domingo por la mañana, desayuno con leche y un bizcocho de queso, Love Of Lesbian y Radiohead, Chantal Maillard y Jacques Derrida.

¿Qué tienen en común todas estas particularidades para que se reúnan en el mismo tiempo y lugar? Sólo se me ocurre una respuesta: yo. Soy yo mismo, éstos son los elementos que aquí y ahora convergen en mí; y al mismo tiempo son los elementos que aquí y ahora me identifican más que mis propias uñas, porque a ellos los elijo, mientras que de las uñas me desprendo.

En cualquier caso, se ha hablado tantas veces de la identidad que cualquier intento de definirla está condenado al fracaso.

La identidad es por esencia mutable, permutable, inasible. Definir, entendido como fijar límites, es algo imposible de aplicar a la identidad. De ahí surge la aporía. La identidad admite muchos caminos y ninguno es transitable, es un no-camino que no puede atravesarse por mucho que se empeñe el ser, uno y diverso, el ser físico o el ser verbal que repta hacia sus llamados complementos, yo soy, esto es, es decir.

Y sin embargo la experiencia de pensar la identidad es necesaria. Tenemos que preguntar por ella. Como la voluntad de realizar nuestro futuro. Como el deseo de cumplirlo.

1 comentario:

uno, trino y plural dijo...

Es duro el final. ¿Habrá que saber que vamos a fracasar en el intento, pero actuar como si estuviéramos convencidos del éxito?