29 de julio de 2016

Visita con aviso

Puntualidad extrema,
suena el timbre dos minutos antes de la hora
concertada.
Vienen a ver el departamento,
el mismo donde alquilo y vivo.
Dice la inmobiliaria que no me preocupe,
que eso no modifica el contrato.
Friego los platos para no encararlos:
un matrimonio, la hija,
el agente
del dueño del departamento.
Entran exfoliando los rincones,
sacan fotografías, preguntan,
tocan mis libros, los hojean,
miran por las ventanas, las abren.
Me seco las manos, asiento y niego
a cuanto desean averiguar.
Deduzco que buscan casa para su hija
por varios comentarios de lo que es
o no es de la casa. Palabras trabadas.
No logro explicar sin que la lengua
tropiece y se haga torpe.
Cómo explicar. Quería, quise irme
desde el día en que entraron
rompiendo la cerradura,
mezclando ropa y recuerdos,
violando tiempo y espacio.
Cómo explicar que fue en otro orden,
que la casa es casa hasta ser
la propiedad privada
de sentido.

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