16 de marzo de 2020

Los poemas vienen de otro mundo

"Los poemas vienen de otro mundo. ¿De cuál? De donde reside la vida espiritual.
¿Dónde está ese mundo? No os lo puedo decir. Las ideas, las metáforas y los
estados de ánimo vienen de otro mundo. A veces rebosan de sublime confianza,
a veces rezuman escarnio o ironía. Se presentan a horas intempestivas sin
invitación, sin anunciar su llegada. En cambio, cuando se les llama, optan por no
dar señales de vida.
En las calles de París, a menudo actúan unos mimos que entretienen a la
multitud siguiendo los pasos de una persona, de un transeúnte serio y ajetreado
que lleva una sólida cartera en la mano y unos sólidos pensamientos en la
cabeza. Siguen a alguien así, imitando en cada detalle sus andares, su semblante,
su postura, su seriedad, sus prisas y su ensimismamiento. En cuanto el transeúnte
se da cuenta de estar escoltado por un mono de repetición, el juego termina, el
corro de mirones se echa a reír, la víctima de la broma acelera el paso para
desaparecer en una travesía, y el mimo saluda al público y recoge el dinero.
La vida espiritual trata de igual manera al mundo sensato de la política, la
historia y la economía. Camina medio paso por detrás, triste o alegre. Va en pos
del mundo real como un ángel de la guarda pelirrojo y delirante, y llora o suelta
una carcajada, toca el violín o recita poesías. Después, cuando la realidad se
percata de que no está sola, su sombra fantasmal saluda al público y desaparece.
Los poemas vienen de otro mundo. ¿De dónde? No lo sé."

Adam Zagajewski: Dos ciudades.

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