19 de marzo de 2007

El sueño de Montevideo


Una semana después, el recuerdo de Montevideo parece un sueño. Bueno, en el fondo los recuerdos tienen mucho que ver con los sueños, de modo que no está mal tener esa percepción.

Soñamos que un extraño personaje llamado Bush visitó una ciudad tranquila y pacífica, y la volvió ruidosa y violenta, con planfletos en los que se leía de todo menos guapo. No se sabe bien qué vino a hacer allí, pero turismo creemos que no.

Soñamos con el Cerro, un lugar verde, como los prados bucólicos, que contenía unos vidrios duros, con nombres grabados de personas que no están. Desaparecidos las llaman. Y a los vidrios, monumento a los desaparecidos. Ese lugar estaba rodeado de unas rocas agrestes y no hay flores, apenas el buen deseo de algunos. Otros, en cambio, declaran peligroso el lugar y no recomiendan visitarlo. Claro, la memoria puede ser muy peligrosa.

Entreverados en el sueño aparecen tres personas, en el recuerdo, ellos también recordando...militantes estudiantiles, compañeros, docentes, sin saber aún hoy dónde están. Sí, la memoria es muy peligrosa. No nos deja de interpelar 31 años después...

Soñamos con personas tomando mate (una bebida afrodisíaca) en la calle. Los uruguayos se consideran muy humildes, no quieren apreciar cuanto tienen y prefieren quedarse sentados a la sombra, cerca de casa. Y bué, qué le vachaché, que es como decir que son como son, en el pequeño país donde dicen que viven. Y sin embargo no deja de ser un gran país.

Con tanto soñar mejor nos vamos a dormir. Y le dedicamos a la ciudad un poema que dice:

"Oh, Montevideo, etc."

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