23 de julio de 2009

Dolor

Uno no sabe cuánto dolor puede soportar un culpable. Lo acepta como consecuencia de su crimen o de su error y así va acumulando una culpa intensiva y extensiva que va aumentando hasta que el castigador puede sentirse también culpable, y entonces no queda más que el dolor. Que se apodera de todo. Que no entiende de motivos. Que castiga sin remordimientos.

1 comentario:

m dijo...

Hasta pedir-te perdón.