12 de agosto de 2010

Un cadáver exquisitamente nocturno y musical

Lentamente la música comenzaba a desprender
suaves intermitencias que yo no vi pero
tú. Contigo. Conmigo. Siempre igual que
la música no cesa aunque se empeñen
las rocas perfectas, definidas encontraste
con un cielo suspirado. Es decir que las ausencias
nunca son reales, se evaporan al mirarlas por
primera vez, o no sé, quizás también de vez en
cuando esa roca y ese cielo azul se conocieron
y encontraron a la velocidad de la intriga,
que nadie sabe porque cómo sigue pero
pronto se hará de noche, si es que
las horas nunca fueron iguales, para siempre
detenidas en el tiempo, a su manera
la clase de persona que la noche quiso ser.

2 comentarios:

mare dijo...

la vida teñida de cadáver exquisito...

Óscar Martín Hoy dijo...

...sigue el camino que conocemos
y lo seguimos descubriendo.