4 de marzo de 2011

El valor de un pero

Lo confieso: estoy enganchado a esa palabra. No por el gusto a las estructuras bimembres ni por la tendencia de buscarle una objeción a cualquier idea sino como el remate final, la coletilla que se añade como matización o aclaración de lo que voy diciendo. No importa el tema ni mi seguridad al tratarlo: tarde o temprano aparecerá esa palabreja que hoy se conoce como conector discursivo y que transformará todo el texto, por muchas otras palabras que lo acompañen. La tiranía del 'pero' se impone y su rotundidad sólo admitirá la réplica de un nuevo 'pero' que influirá en el anterior hasta la llegada de un nuevo 'pero', y así hasta el infinito.

Llevo un tiempo (meses, ¿años?) fijándome en el uso que le doy a esta palabra, con visos de convertirse en algo obsesivo. Como sabe cualquier hablante de español, 'pero' es una de las palabras más usadas en cualquier registro de la lengua. Y de su uso podemos deducir, por ejemplo, que suspende una de las premisas anteriores del discurso, de tal manera que descubrimos lo que parecíamos decir, mostramos nuestras verdaderas intenciones. Todo lo dicho antes de que surgiera ese 'pero' sólo era una preparación para cuando irrumpiera esa palabra fatal que esclaviza a todas las demás, y si no salgo a tiempo de su yugo me empobrece y me lleva a repetirlo una y otra vez. En cuanto me relajo ya vuelve a estar ahí, impertinente. Ni siquiera me salvan sus primos 'aunque' o 'sin embargo' porque no siempre los admite el contexto, y aún así parecen ridículos, como si me afanara en buscar un sinónimo, infeliz. Sólo puedo intentar que la separación entre uno y otro 'pero' sea la suficiente como para que no los repela su campo magnético.

Ni siquiera mis lecturas eluden el rastreo:

Muchos de estos raros ejemplos superan la fuerza de mi acción; pero algunos superan incluso la fuerza de mi juicio. (Montaigne, Ensayos, p. 1451)

Pocos son los bancos del Museo de los Expresionistas que se utilizan para contemplar más pausada y detenidamente los cuadros que hay frente a ellos. Pero tampoco se utiliza casi ninguno para descansar realmente. (Pablo D'Ors, El estupor y la maravilla, p. 210)

Yo di en pensar que tal vez ése era el reino de los cielos, del que había oído tantas ponderaciones, pero mi guía me dijo: No estás aún en el cielo. (Borges, Obras completas, III, p. 262)

Vio, muy cerca de su cara, los ojos de Mila, sus rizos morenos que ya no cubría el pañuelo y, en lo alto de la frente, una larga herida sangrante. Volski dijo algo pero no se oyó. (Andreï Makine, Vida de un desconocido, p. 147)

Estoy dispuesto a aceptar la doctrina de que la cultura y el arte son un mal, de que es la paz y no los sonetos lo que más le importa a la humanidad. Pero, ¿cuáles son las circunstancias que producen la paz, y cuáles las que no la producen? (Fernando Pessoa, Diarios, p. 133)


Sólo puedo aliarme con el pero, mirarlo de frente, ubicarlo en el mejor lugar y darle todos los privilegios que no me pide porque ya los tiene, con todo su valor, que es mucho, que puede serlo todo. A fin de cuentas, mientras haya un pero habrá una continuación. Algo habrá que aún no hemos dicho. Pienso pero existo. Escribo pero corrijo.

3 comentarios:

Noelia A dijo...

Es un conector que devela una refutación posterior a una conseción, ¿cierto? Tiene una fuerza demoledora, aunque hay que tenerlo bajo control, para que no se pase a queja continua, eso es verdad.
A mí me cae bien el "pero" (no sabía que era una de las palabras más usadas. Lo que sí he notado, un poco asombrada, es que hay una tendencia a usarla mal en los discurosos, sobre todo escritos y de los adolescentes. Como que la ponen de esta forma:

"El tío tenía una fiebre tremenda, pero no se sentía bien."
O sea, la usan como "por lo tanto". Por los menos mis alumnos particulares.

Buenas reflexiones acerca de la conflictiva palabreja. Un abrazo

Óscar Martín Hoy dijo...

A mí también me cae bien. El problema es cuando pasa algo como esto y siento que no puedo evitarlo.

Por suerte yo no me he dado cuenta de la tendencia a usarlo mal. ¿Será algo propio de Argentina?

Gracias por pasarte una vez más, Noelia. Y a qué velocidad, gracias dobles.

Otro abrazo.

m dijo...

Cambio "pero..." por "bueno..."