21 de mayo de 2011

Del 15 al 22 de mayo

No sé por qué, cuando supe de las movilizaciones previstas para el 15 de mayo en las principales plazas de España, mi primera impresión fue escepticismo. He seguido varias movilizaciones (en algunas incluso he participado) que se han venido dando en los últimos años, como la de Argentina en 2001 por el Corralito y la de España en 2004 por la participación en la invasión de Irak. En dos manifestaciones tan significativas el resultado dista mucho del deseado: la consigna argentina de "Que se vayan todos" se convirtió en la mera sustitución de un presidente por otro y el anterior no se juzgó y hoy disfruta de su paga vitalicia en el propio país; mientras que el español "No a la Guerra" no cambió en absoluto el envío de tropas a un país que ni siquiera había amenazado a España. Entonces, ahora que ha surgido una nueva movilización cuyo lema es "No les votes" (al PSOE y el PP) es lógico que no me entusiasme con un posible cambio y que las elecciones las acaben ganando uno de los dos partidos mayoritarios, seguramente el PP por aquello de que está en la oposición y de que se le supone algo distinto.

Bueno, a pesar de que:

- Seguirán mandando los políticos de siempre, perpetuados en amigos y familiares y acomodados con un sueldo vitalicio;
- La Ley d'Hondt, que favorece el bipartidismo, seguirá vigente;
- Se mantendrán en las listas los imputados por corrupción;
- No se suprimirá una institución tan inoperante como el senado;
- No se cambiarán las leyes para tener una vivienda digna;
- No se celebrará ningún referendum para tomar decisiones económicas o militares;
- Los directivos de los bancos y de las multinacionales no son votados;
- No habrá revolución.
- Existen voces críticas que deforman las peticiones de los manifestantes y pretenden convertirlos en antisistemas que usan lemas similares a los que usaron los fascistas.

Creo que los cambios pueden ser más trascendentes de lo que muchos sospechan, pues no se trata de la pataleta de un niño al que se le olvida todo después de darle un caramelo. Esta vez las protestas van dejar un poso que aún no han visto los que no ven las cosas hasta que han sucedido y entonces las etiquetan de históricas. Es una protesta que va más allá del discurso oficial que no saben cómo manejar ni políticos ni medios de comunicación. No saben qué es. Pero pronto lo sabrán.

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