28 de febrero de 2011

Noche oscura del alba

"Me despierto temprano para hacer ejercicios.
Media hora para el dolor al cuello, para evitar
la molesta rotación del brazo. Me preparo
el desayuno y cojo al azar un libro. Miento."

Leo al azar (es decir la página correspondiente a mi ritmo de lectura) el inicio del "Arte nuevo de hacer poemas", de Eduardo Chirinos. Es una poesía directa, vivaz, dejada de la mano de una cadencia que va de la reflexión al diálogo. Chirinos cita a Auden y toma el título de un libro de Lope de Vega. Yo cito a Chirinos y tomo el título de un libro de San Juan de la Cruz. ¿Leerá alguna vez estos ejercicios? Lo dudo, y si lo hiciera no se reconocería ni en la cita. Entonces, como creo sin tener creencias:

Hace frío esta noche.
Amanece
en el otro lado de esta
aparente
correspondencia de símbolos.
Me demoro en el error.
Erro sin rumbo, tropiezo,
pongo comas en mis frases,
y entreveo mi diálogo
con el poema, que gime
y con cara de pena
se recuesta y me susurra:
"déjame dormir ahora,
ponme el punto que nos falta,
vámonos juntos a por la
noche oscura del alba".

20 de febrero de 2011

Nota de diario

En este simulacro de diario (y ya es otro tipo de monoambiente, como el laberinto de Borges) me encuentro con una verdadera página de diario, es decir con las anotaciones tomadas en un día que siguen las del día anterior y seguirán las del siguiente. En este caso son nada menos que las de Fernando Pessoa, que sí, también escribió un diario, aunque dudo que alguna vez se le ocurriera publicarlo (¿por qué todos los textos de un escritores se suponen literarios?). Ésta es la del 9 de marzo de 1913:

De casa a la Brasileira. Boavida me dio un promenoir [un pase] para el concierto del Teatro de la República. En el concierto hasta las seis. Inferior - me pareció - a la sinfonía de Freitas Branco. Boavida, que estaba después en la Brasileira, y Cortes Rodrigues, con quien había ido al concierto, estaban de acuerdo. Después del concierto, en la Brasileira, estuve oyendo a Eugénio Vieira leerme algunos versos aceptables, un buen soneto. Es curiosa su enorme vanidad, aunque inofensiva. En casa, después de la cena, dormí. Nada literario en todo el día.


¿Es necesario documentar un día como éste? Sí, sin duda, porque este día no es una excepción, no es de los más breves ni más largos, ni de los más productivos ni más insignificantes. Se trata de la actividad de un día cualquiera asistiendo a un acto cultural, hablando con los otros de lo que uno hace. Y sobre todo pensando.

Es preciso escribir: hoy no hice nada. Nada literario, nada que valga la pena destacar. Montaigne cuenta que sus actividades preferidas son tres: conversar, leer y meditar. Pero ese mismo capítulo lo comienza diciendo: "No hay que adherirse con tanta fuerza a los propios humores y a las propias inclinaciones. Nuestra principal aptitud es saber aplicarse a usos diferentes". Y si un día no hacemos nada está bien, no hicimos nada. Mientras seamos conscientes de la nada y nademos en ella hasta salir a la superficie. Pues los que no nadan acaban hundiéndose; los que no nadean también.

6 de febrero de 2011

Un cadáver exquisitamente escolar (a cuatro manos)

Entre horas y minutos, voy pausando mis disgustos, desembozando
esta alma mía, que sale volando cada vez que ve a Lidia.
Esta alma mía lleva veneno, un veneno perturbado. No es malicia,
sólo es lo que pienso, siempre y cuando suceda
lo que a veces por quererlo van desenlazando
sueños entre lluvias y tormentos, sueños entre vientos y mares.
El fuego sale de mi alma. Sin rumbo ni sentido y
no sabe qué es, pero so lo mira como si fuera
un bicho verde que mostraba la esperanza del que ama, del
que siente y se lo calla y se lo come.
Alimentos imaginarios que eran como frutos de un paraíso donde
se empleaba a fondo. O eso parecía de cerca.
Entonces el tiempo se vestía y se desvestía, como día y noche en
tu regazo me dormía. Era un regalo sin sentido, sin personalidad, no encontraba
sentido inverso o sexto sentido, aunque el niño de
la película de una vida que termina en el amanecer de los soñadores que la olvidan.