27 de noviembre de 2007

Noche



¡Oh Furutone!
La noche en que canta el ganso
tiene sabor de sake.


Kobayashi Issa mira el río Furutone mientras bebe sake y escucha el canto del ganso sin verlo. Canto negro, río negro, blanco sake. Parece una evocación lejana como el siglo en que fue escrito este poema o el año en que Krzysztof Kieslowski grabó esa imagen en la Trilogía de los colores. Y sin embargo no existe más distancia que el pensamiento. ¿Qué es necesario para sentir? Tener sentidos y querer usarlos. Y tener a alguien que sienta los sentidos.

Cerrar los ojos no es dormir. Dormir no es soñar. Soñar no es inventar. El proceso de una cadena es reversible como su propia definición.

Pero claro, todo esto nos suena abstracto, negro como la noche cuando debería ser como las teclas negras de un piano que se acompañan con las blancas y nunca pudieron imaginarse por separado.

La mente resta en negro, esperando que alguien la llame y la encienda.

1 comentario:

Anónimo dijo...

impecable anotación nocturna.

maldita rana!