21 de abril de 2008

Descatalogado

Alguna vez, al buscar un libro en la biblioteca, he sentido la frustración de que ya no estaba lo que un día me llamó la atención y que dejé para más adelante por el motivo que fuera, por falta de tiempo o de interés o cualquier vana excusa de procrastinización. Luego vino la rabia, los remordimientos, que también son excusas para satisfacer el tiempo perdido. Pero ni así puedo entender lo que sucede, qué le lleva a alguien decidir que eso ya no interesa y qué debe ser dado de baja para que otro, más reluciente e interesante, lo sustituya, sobre todo cuando el libro elegido es tan valioso como la traducción de los cuentos de Poe que hizo Cortázar, la de Alianza. Y luego me preguntaba adónde van los libros descartados. Hasta que yo mismo tuve que contestarme, hace unos años, cuando una bibliotecaria, con la que siempre tuve buena relación, me invitó a que eligiera yo los mártires.

Me dirigí a los anaqueles, sección novela. Novela actual. La única indicación es que de allí tenían que salir los elegidos que irían a parar a un sótano o algo parecido, hasta que fueran triturados. Pero cuáles. Me sentí como un demiurgo que decidiría los gustos de mi ciudad, qué iba a leerse, qué iba a callar para siempre. Demasiada responsabilidad, era como si estuviera firmando el acta de un fusilamiento.

Primero los viejos, los más desgastados por el uso, salvo si los conocía y eran íntimos. Luego fueron los poco atractivos (pero "no, éstos no, son los que se pasan las viejas de unas a otras"; se refería a los de Danielle Steele, Rosamunde Pilcher, etc.). Finalmente, los desconocidos, con el riesgo de desconocerlos para siempre. He olvidado los treinta que debí de condenar. Claro que, siendo novela actual, lo dejó de ser hace unos años (ocho, diez) y es preferible pensar que, si realmente valía la pena, ese libro será un clásico y de nuevo volverá a la biblioteca con su lomo reluciente para mandar al olvido a otro, y tendrá la suerte de que ya no será ni desconocido ni desgastado y aún menos poco atractivo. La duda es, quizás, cuántos ciclos de reencarnaciones deberá sufrir hasta ser redescubierto por alguien con mejor gusto que yo.

4 comentarios:

chica hindú dijo...

Respecto a tu duda, creo que toda lectura y elección de los libros es ciclica, quiero decir siempre vuelven un autor, un título ya sea por el canon impuesto desde la facultad o quiza por modas editoriales.
Yo soy bibliotecaria y te aseguro que el descarte a pesar que lo enseñen como algo técnico, es una actividad triste porque los libros van a la hoguera...

chica hindú dijo...

agrego algo, tambien vuelven porque alguien no los olvida y en algún rincón de la ciudad estan escondidos.

chica hindú dijo...

Agrego algo más...elegiste muy buena musica para leer el blog.
Saludos

Óscar Martín Hoy dijo...

No me gusta subrayar los libros pero una vez sí que lo hice con una frase de Andrés Amorós, de la introducción a Rayuela: "A veces, una lectura te llega en el momento justo". Quiero pensar que si descarté esas otras lecturas es porque no era el momento para ellas. Las lecturas necesarias siempre acaban llegando.

Me alegra que te guste la música del blog, aunque pronto la cambiaré. La voy renovando de vez en cuando y ya tengo ganas de poner otra lista.