30 de marzo de 2010

La luz por la mañana







Edward Hopper: Morning Sun.


¿Cómo será levantarse en los lugares donde nunca he estado? ¿Será la misma luz, la misma ventana? ¿O, aunque en apariencia el despertar y el sol sean los mismos, serán distintos la mirada y el reflejo?

A pesar de los numerosos viajes que he hecho soy de los que no pueden dormir a gusto si no es en mi cama. Ya pueden darme una muy cómoda, mullida, arropada, caliente, silenciosa: hay un temblor dentro de mí que me impide caer en el sueño profundo, como si de repente sorprendiera a una visita intempestiva en la casa de mis anfitriones o alguien fuera a abordar la habitación de mi hotel.

Durante mucho tiempo esa sensación fue mórbidamente intensa. Tanto si me hubiera acostado temprano como si acabara de meterme entre las sábanas, me despertaba a las seis en punto. Sin posibilidad de retrasarme ni adelantarme ni un solo minuto. No podía evitarlo ni cambiando la hora del reloj. Esto que podría parecer una ventaja para nunca llegar tarde era un verdadero fastidio cuando me esperaban dos o tres horas después. Y yo, que nunca he sido de madrugar, no tenía más opción que de encontrarme con mis pensamientos a falta de poder salir de la habitación o de recurrir a los libros o la música.

Así nacieron muchas páginas que ya no recuerdo. O sólo las recuerdo en los sueños. O sólo en las vigilias.

Por suerte creo que ya cambié esa costumbre tan desagradable. Pero quizás haya que agotar las mañanas de los lugares que aún me esperan para que me reciban, para que me hagan sentir como en casa, como en mi cama.

6 comentarios:

mar dijo...

bello el relato como el cuadro.
siempre es posible encontrar una cama donde desvelar-se

Noelia A dijo...

Oh, sí, me ha pasado con frecuencia. Ignoro si es ficción o testimonio lo que escribis, pero jamás se duerme igual en la propia cama que en la ajena. Incluso dentro de tu propia habitación a veces cuesta dormir cuando se ha cambiado la cama de lugar, vaya obsesión tenemos muchos!!
Y lo de despertarse a una determinada hora o no poderse dormir antes de una hora 8por más tarde que sea) creo también es frecuente, cuando te acostumbras a un ritmo de sueño es difícil retorcer ese ritmo "circadiano", creo que asi le llaman... en fin

Noelia A dijo...

Ahh, me preguntabas si cambié la dirección del blog, que raro, porque no la he cambiado.Al menos no la de De todo un poco, si no que modifique la direccion del blog nuevo porque tenía un error.
lo que sí hice fue eliminar una entrada que acababa de subir, quizás por eso te dio error, a veces pasa...
Saludos

Lucía dijo...

Me ha gustado mucho el relato. Y la imagen le viene genial.
Me has dejado pensando cómo serán otras mañanas.
Lo de no dormir es un fastidio. Y sí, las noches en vela son muy inspiradoras.

Saludos

Vicente García dijo...

Enhorabuena por el blog. Me está gustando mucho leerlo.

Óscar Martín Hoy dijo...

Qué bueno que te haya gustado el relato y el cuadro, Mar, aunque tú bien sabes lo profundo que sueño en mi cama.

Noelia, el relato supongo que tiene algo de ficción y algo de testimonio, como todos los que escribimos. Lo que corresponde a cada parte viene sobre todo de la intuición. Y le llaman ritmo circadiano a ese desvelo...deberían llevarlo sisifiano por el peso que arrastras cuando no duermes. Lo del blog nuevo ya está aclarado, era ese error; con razón no pude entrar. Lástima que no vi la entrada borrada.

Lucía, me alegro de que te haya gustado el relato. Y la imagen. Aunque la mejor imagen es la de los comentarios, que trazan todo el contorno. Un saludo.

Vicente, ya has estrenado mi blog, después de tanto tiempo. Ahora sólo espero que lo puedas seguir disfrutando por mucho tiempo. Pronto habrá más.