16 de febrero de 2010

De lo espiritual en el arte

Asta su abuelo,
de Los caprichos. Francisco de Goya y Lucientes





Me levanto del sofá después de haber visto Perdidos (o Lost) en la tele y quiero salvar el día tomándome un té. Sería exagerado afirmar que con sólo escribirlo ya lo habré logrado, pero algo de cierto hay en esto, algo que se me escapa porque no guardo el pensamiento en mi interior ni el texto en una carpeta; y entonces texto y pensamiento adquieren el significado de un presente continuo o más bien de un pasado continuo. Aquí todo ya pasó, todo ya se hizo. La próxima vez que entre será un salto al vacío y tendré que volver a tejerme la red donde podré aterrizar. Me costará reconocerme, seré otro, de una estupidez aterradora o de una inteligencia inverosímil, pero ya no seré yo porque en ese momento seré incapaz de reproducir las mismas palabras. Y si encajan en su lugar no será por mi pericia o mi torpeza, sino por ese azar que es aplicar lo aprendido. Cada día debo reconocerme en lo trivial y en lo extraño. Entonces me demoro en el detalle, pienso en las vaguedades, las ausencias, las palabras compartidas. Y así me siento más yo siendo otro, me acuerdo de los amigos a los que no veo desde hace tiempo y me imagino acompañándolos por los cafés del mundo, con la esperanza de que el sueño venza la sinrazón.

2 comentarios:

Amira dijo...

Hola Oscar!!! Soy Amira. He leído parte de tu blog. Me parece algo muy bueno que haya gente que en su tiempo libre dedique a hacer cosas bonitas como esa; lo encuentro admirable. ¡Adiós nos vemos el lunes!

Óscar Martín Hoy dijo...

¡Hola, Amira! Me alegro mucho de que hayas disfrutado leyendo este blog, que no es diario ni habla sólo de un monoambiente, pero dentro de su contradicción encontró su lógica, y ésta es que alguien como tú pueda leerlo y hasta ¡admirarse! de cuanto escriba aquí. Aunque debo decirte que no lo escribo en mi tiempo libre. Más bien al escribirlo me libero del tiempo, es la parte del día en que puedo ser más yo mismo. Y eso que hablo de los habitantes, que son personajes ficticios. O no, puede que sean los más reales. Mejor otro día te resuelvo esto.