20 de febrero de 2010

Sobre principios

En el inicio todo es confuso. Una amalgama de impresiones lucha por imponerse y triunfar sobre el blanco del papel, como el iris deja su impronta sobre el blanco del ojo y le pone su punto final en la retina, el centro, la negra tinta que fijará nuestra atención.

Pero el inicio es una pequeña explosión que salpicará según la intensidad con que caiga, y si falla siempre podremos hacer borrón y cuenta nueva, y empezar una vez más, siempre que tengamos el suficiente aliento de volver a intentarlo y que no nos lo impida el miedo de volver a equivocarnos.

Alguna vez he concebido el mundo como una hoja de papel que se arrugó y se hizo una bola por haber salido mal el esbozo; pero se postergó la nueva hoja y sólo quedó el borrón, con sus garabatos, sus relieves, sus accidentes. Y si George Steiner dijo que "no nos quedan más comienzos" tal vez haya que creerle, tal vez haya que convertir los inicios que tenemos en principios, mejorando lo presente, evitando las demoras. En el fondo todo es más claro.

4 comentarios:

Amira dijo...

Me gustó tu reflexión sobre que te has planteado el mundo como una hoja de papel arrugada... es una manera distinta de ver el mundo, pero no equivocada. Para mí cada perosna tiene un mundo. Mil personas, mil mundos. Y al ser todos tan distintos tenemos mundos muy distintos... Creo que me estoy iendo por las ramas.
Me gusta leer las opiniones de los demás sobre ideas en las que no acostumbramos a pensar.
¡Adiós Oscar!

Óscar Martín Hoy dijo...

Yo también estoy de acuerdo con la idea de que cada persona es un mundo, algunos aterradores desiertos (o con apenas briznas de hierba) y otros tan ricos que no te cansarías nunca de visitarlos, como es el tuyo, sin ir más lejos. Eres todo un descubrimiento.
¡Hasta pronto, Amira!

Noelia A dijo...

Bien dicho, sé que el sentido del texto es amplio, expansivo a varios ámbitos, pero no sé por qué se me hace más claro el sentido planetario, ecológico, si se quiere. Es como que el consumismo nos tiene acostumbrados a que siempre se pueden conseguir repuestos, o incluso artefactos nuevos que reemplazen los viejos o defectuosos, incluso contamos con una innumerable cantidad de productos descartables por los cuales no hay que preocuparse por que no más se desechan al ser usados.
Quizas sea hora de fijarnos en ese garabato, ese esbozo que decis, ese croquis de mundo que quedó como una inspiración trunca y empezarlo a mejorar, en vez de esperar ilusamente una hoja nueva, o mudarnos al planeta Marte cuando a este planeta en el que vivimos ya no le quede nada por ofrecernos.
Saludos, y buen tema, da para pensar.

Óscar Martín Hoy dijo...

Está muy bien tu interpretación ecológica, Noelia, es muy válida para leer el texto. Y sí, habría que repensar lo que estamos haciendo el planeta y no buscar otro, por un momento dejar de lado ese pensamiento autodestructivo de corromper todo lo que tocamos y apreciar cuánto, después de todo, aún nos queda por hacer.