8 de julio de 2011

Historias de la escritura

Alguna vez me he preguntado por qué escribo. La última, apenas unos días atrás. Me lo pregunto porque nadie lo hace en mi lugar. Los que se animan a leerme me dicen está bueno esto o no me gusta esa parte o se quedan en silencio, como si no se pudiera añadir nada más tras mi punto final. Yo creo, para empezar, que escribo para continuar el punto de lo que leo. Que primero fue la lectura no es ningún enigma. En cambio la escritura es el resto, el desecho, lo que queda del pensamiento cuando quiere ser forma. No tengo la desgracia de escribir bajo presión porque mi vida corra peligro, esté preso, deba denunciar algo que está pasando o cualquier otra urgencia. Mi única presión es el impulso de convertir en palabras lo que estaba pensando. Pero las palabras no pueden quedar sólo en un texto. Escribo sobre todo para acompañar y ser acompañado. Si no fuera así no sentiría ese impulso. Qué podría significar escribir para uno mismo si no fuera recluirse en la soledad. Y yo no quiero estar solo, quiero irme contigo y que te vengas conmigo. La soledad es aquella sensación que no admite la pureza. Sería como la música sin oído. También escribo para escuchar. Entonces, como no se me lee, como no importa leerme, no escribo, no tiene sentido escribir.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

"En cambio la escritura es el resto, el desecho, lo que queda del pensamiento cuando quiere ser forma"... nunca lo había visto así, pero sí, es cierto: es lo que queda de metabolizar lecturas, experiencias...
Y también estoy de acuerdo en que el impulso primario es comunicar: no creo en la escritura como "función poética", de llamar la atención sobre sí misma, de ser por el mero hecho de ser.

Lo que no es del todo cierto es que no se te lee... ¿para qué tienes entonces un blog?

Un saludo y en fin, mientras sea bueno lo que escribas, yo sí te leeré...

Óscar Martín Hoy dijo...

Escribo muy poco en este blog, mucho menos de lo que podría. Me lo tomo como un divertimento, como mera práctica de escritura, hablando de cualquier cosa que se me pase por la cabeza. A veces lo lee algún amigo o los que lo encuentran por casualidad, pero no creo que tenga muchos seguidores, al menos así lo he creído siempre. Por eso escribo tan poco. Y si alguien como tú, anónimo, me lee, creéme que eso es lo que más me anima a escribir. Muchas gracias por comentar.

Anónimo dijo...

Tu humildad, mi querido amigo, a veces llega a sorprenderme. Es un placer para mi sentarme a leerte. Saludos desde Colombia.

Óscar Martín Hoy dijo...

Querida Diana, ojalá fuera solo cosa de la humildad, así todo sería más sencillo. Lo cierto es que estoy muy desanimado. Ya no se trata de que lo escriba sea bueno o malo, sencillamente las editoriales ni siquiera se toman la molestia de leerlo. Y no he ido a grandes, he ido a pequeñas buenas editoriales que publican a autores noveles. Entonces así es imposible que pueda comunicar, lo fundamental para mí, como he dicho en esta entrada. Yo no solo escribo de algo sino sobre todo para alguien. Y no sé cómo hacerlo ahora. Tendré que replantearme cómo escribo, si es que aún puedo escribir. Pero aquí veo que al menos soy leído, por ti, por otros amigos, por un lector o lectora anónima (¿de Bélgica quizás? quién sabe). Y te aseguro que si alguien quiere leerme es la mejor motivación que puedo tener. Mañana no creo que pueda escribir pero el lunes prometo que habrá una nueva entrada.

Vicente García dijo...

Pessoa decía que la escritura era su manera de estar solo. Gil de Biedma, que escribía para que le quisieran. Javier Rodríguez Marcos, que lo importante era la lectura, y que la escritura no dejaba de ser un accidente. Yo creo que uno escribe para no estar tan solo, para expresar sus emociones del mejor modo posible. Como decía Eliot, para nosotros sólo está el intentar, y lo demás no es asunto nuestro.

Vicente García dijo...

Pessoa decía que la escritura era su manera de estar solo. Gil de Biedma, que escribía para que le quisieran. Javier Rodríguez Marcos, que lo importante era la lectura, y que la escritura no dejaba de ser un accidente. Yo creo que uno escribe para no estar tan solo, para expresar sus emociones del mejor modo posible. Como decía Eliot, para nosotros sólo está el intentar, y lo demás no es asunto nuestro.

Óscar Martín Hoy dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Vicente, no dejo de escribir como una manera de sentirme acompañado, de creer que, después de todo, a alguien puede interesarle lo que pienso y conmoverle, ponerle de mi parte, como me pasa a mí con los que leo.